Aguas negras y corrientes pluviales agriculturales
tratadas incorrectamente hacen daño al arrecife de coral al sobrecargar
de nutrientes este delicadamente balanceado sistema. Aguas negras
incorrectamente tratadas y descargadas a las aguas costeras también
presentan serios riesgos de salud para bañistas. En el Caribe, muchas
residencias y hoteles echan sus aguas usadas directamente al mar.
Por razones económicas, algunas naciones caribeñas dependen de tecnologías
de tratamiento obsoletas. En el Caribe, todos los días se descargan
a la costa millones de galones de agua inadecuadamente tratada y desperdicios
industriales.
El desarrollo desenfrenado y la indiscriminada deforestación
exponen terrenos los cuales van a parar a nuestras aguas costeras
con cada lluvia. Diminutas partículas de terreno, o "sedimento,"
flotan por largo tiempo, bloqueándole la luz solar a los corales y
a los prados de yerba marina que éstos necesitan para sobrevivir.
Este sedimento eventualmente se asienta, directamente sofocando a
los corales y la yerba marina.
Destrucción directa de manglares rojos para desarrollos
en las costas y para uso como vertederos para aguas negras y otros
desperdicios ha eliminado o modificado muchas de éstas importantes
áreas. Los manglares son criaderos cruciales y fuente de alimentos
para peces de arrecife, peces de mar abierto, crustáceos, y aves marinas.
También, los manglares atrapan sedimento natural y así protegen a
las yerbas marinas y los arrecifes.
Contaminación industrial del agua amenaza a los
arrecifes y envenena a peces y crustáceos. Muchos animales, incluyendo
seres humanos, sufren impactos negativos a sus sistemas de inmunidad
cuando expuestos a la contaminación química, haciéndolos más susceptibles
a infecciones y enfermedades. Microbiólogos han descubierto que las
mezclas de químicos echadas al mar pueden estar “alimentando” a los
organismos microscópicos causantes de enfermedades en animales y seres
humanos.
La sobre-pesca está transformando arrecifes saludables
en arrecifes cubiertos de alga. Algunos métodos de pesca, incluyendo
atrapar y el uso de productos químicos, dañan directamente hábitat
crítico necesario para asegurar el futuro de la pesca. Científicos
marinos han documentado que la pesca submarina con arpón elimina
selectivamente especies completas de la cadena alimenticia, resultando
en un desbalance que perjudica y eventualmente destruye al arrecife.
Una población balanceada de peces es esencial para mantener arrecifes
saludables.
Anclas usadas descuidadamente y maniobras de bombardeo
militar continúan destruyendo siglos de crecimiento de coral e
importantes hábitats de peces, en cuestión de segundos.
Nadadores
y buzos descuidados o de poca experiencia que visitan los arrecifes
causan daño al pararse sobre o al tocar los corales. Algunos arrancan
pedazos de coral, o recogen esponjas o conchas para llevar de souvenir,
sin darse cuenta que son organismos vivos. (Se dan cuenta después,
cuando abren y huelen su maleta.) Corales y otras criaturas del arrecife
están protegidas por ley, y removerlas y traerlas a Estados Unidos
puede resultar en multas sustanciales.
Derrames de petróleo ofrecen dramáticos ejemplos
de como, en cuestión de minutos, errores humanos y falta de reglamentación
pueden destruir ecosistemas completos. Aceite en corrientes pluviales
de carreteras y el deshecho incorrecto del aceite de motor
usado en ríos y océanos contaminan nuestras aguas costeras.
Conductores irresponsables de botes de motor, con
o sin propulsores externos pueden herir o perturbar especies en
peligro, tales como las tortugas marinas y los manatíes que se alimentan
en los poco profundos prados de yerba marina. En Puerto Rico y Florida,
embarcaciones a alta velocidad, incluyendo aquellas sin propulsores
externos, han causado choques mortales con manatíes. También, embarcaciones
navegando a alta velocidad por los manglares ahuyentan a las aves
de sus nidos, dejando sus huevos y crías expuestos al candente sol
tropical.
La basura es un problema creciente, tanto estético
como ambiental, en las áreas que seres humanos viven o visitan. Bolsos
plásticos y globos de hule flotando en el océano son confundidos
por comida por las tortugas marinas y delfines, con fatales consecuencias.
Los porta-latas plásticos de bebidas enredan y ahogan a las
aves marinas, y las líneas y redes de pesca desechadas descuidadamente
indiscriminadamente matan peces, aves, y otras criaturas marinas las
cuales se enredan en ellas. Inclusive la comida dejada en las
playas, aunque bio-degradable, puede atraer y sostener colonias de
hormigas bravas las cuales devoran crías de aves y tortugas.
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